Así lo afirma la doctora María Fernanda Ledda, reconocida con una mención especial del Premio Nacional L’Oréal-Unesco “Por la Mujer en la Ciencia” 2019 por su trayectoria y sus aportes en el estudio del sistema nervioso.
En pocos meses se cumplirán 100 años del nacimiento de Rosalind Franklin, la científica “a la sombra” del famoso dúo James Watson–Francis Crick que reveló la estructura en doble hélice del ADN y cuya imagen de cristalografía de rayos X de la molécula puso a sus colegas masculinos sobre la pista correcta. Falleció en 1958 con apenas 37 años, cuatro antes de que ellos recibieran el Nobel y todos los honores.
Para la doctora en biología María Fernanda Ledda, investigadora de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y del CONICET, el caso de Franklin grafica uno de los tantos ejemplos de la historia en la que hallazgos y descubrimientos de científicas “han sido reconocidos a varones que trabajaban con ellas, mientras que los nombres femeninos han sido olvidados”
Ledda, quien hizo su doctorado en el Leloir y su posdoctorado en el Departamento de Neurociencias del Instituto Karolinska de Suecia (el mismo que concede los Nobel de Fisiología o Medicina), recibió meses atrás una mención especial del Premio Nacional L’Oréal-Unesco “Por la Mujer en la Ciencia” 2019 debido a su trayectoria y sus aportes en el estudio del sistema nervioso. Y considera que la distinción “es una oportunidad para visibilizar ante la sociedad la relevancia de los proyectos que son dirigidos por mujeres”.
“No hay motivo para hacer ningún tipo de distinción de género ni en la ciencia ni en cualquier ámbito”, subraya Ledda.
Y aunque la investigadora valora como un hecho positivo que la participación femenina en la ciencia está aumentando, “todavía hay muchas barreras”, denuncia. “Es importante que se resuelva la desigualdad de género que existe en el ámbito científico, fundamentalmente en las posiciones jerárquicas”.
Ledda identifica dos hechos que la impulsaron a dedicarse a la ciencia: la figura de Marie Curie, la primera mujer en ser profesora en la Universidad de la Sorbona, en Francia, y en recibir el premio Nobel, una distinción que ganó en dos oportunidades; y una serie de televisión sobre el médico español Santiago Ramón y Cajal, el sexto Nobel de medicina, gran dibujante que sentó las bases de la neurobiología. Curiosamente, Curie y Ramón y Cajal fallecieron en 1934 con pocos meses de diferencia.
Entender el sistema nervioso
Uno de los proyectos de Ledda apunta al estudio de las motoneuronas, las neuronas que se encuentran en la médula espinal y extienden sus axones o prolongaciones a los músculos para permitir los movimientos. “Si estas conexiones se dañan como consecuencia de algún accidente o enfermedad, puede llevar a la parálisis, ya que no pueden volver a crecer”, explica.
“Comprender cómo funcionan estas células y encontrar los factores que permiten su regeneración es esencial para el diseño de nuevas terapias que restauren el crecimiento y eviten la atrofia muscular”, explica Ledda.
Por otra parte, sus estudios también apuntan a comprender los principios que gobiernan el desarrollo normal del sistema nervioso. “Este conocimiento podría inspirar nuevos abordajes terapéuticos para enfermedades neurodegenerativas, como las enfermedades de Parkinson, Alzheimer o Huntington”, concluye Ledda.
La investigadora de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y del CONICET refiere varios hechos que la impulsaron a dedicarse a la ciencia: la figura de Marie Curie, la primera mujer en ser profesora en la Universidad de la Sorbona, en Francia y en ganar el premio Nobel, una distinción que ganó en dos oportunidades, y el interés que le despertó una serie de televisión sobre Ramon y Cajal, un médico español y gran dibujante que sentó las bases de la neurobiología.
El Premio Nacional L’Oréal-Unesco “Por la Mujer en la Ciencia “significa un reconocimiento muy importante para el trabajo que hacemos las mujeres en ciencia”, indica Ledda quien lidera el Laboratorio de Neurobiología Molecular y Celular de la FIL. “Considero que este premio es una oportunidad para visibilizar ante la sociedad la relevancia de los proyectos que son dirigidos por mujeres. A lo largo de la historia de la ciencia existen muchos ejemplos de científicas cuyos hallazgos y descubrimientos han sido reconocidos a varones que trabajaban con ellas, mientras que los nombres femeninos han sido olvidados”, puntualiza y recuerda, a modo de ejemplo, a Rosalind Franklin quien integró el equipo que descubrió la estructura del ADN. Pero el Premio Nobel de Medicina de 1962 fue concedido a sus colegas: Maurice Wilkins, James Watson y Francis Crick.
Para Ledda es un hecho positivo que la participación femenina en la ciencia está aumentando “aunque todavía hay muchas barreras. Es importante que se resuelva la desigualdad de género que existe en el ámbito científico, fundamentalmente en las posiciones jerárquicas”.
Estudios del sistema nervioso
Uno de los proyectos de Ledda apunta al estudio de las motoneuronas que son las neuronas que se encuentran en la médula espinal y extienden prolongaciones, llamadas axones, que llegan a los músculos y permiten los movimientos. Si estas conexiones se dañan como consecuencia de algún accidente o enfermedad, puede llevar a la parálisis, ya que no pueden volver a crecer.
“Comprender cómo funcionan estas células y encontrar los factores que permiten su regeneración es esencial para el diseño de nuevas terapias que permitan el crecimiento axonal de las motoneuronas dañadas y eviten la atrofia muscular”, explica Ledda, quien se doctoró en ciencias biológicas por la UBA, realizó un doctorado en la FIL y un posdoctorado en la División de Neurobiología Molecular en el Departamento de Neurociencia en el Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia.
Sus estudios también apuntan a comprender los principios que gobiernan el desarrollo normal del sistema nervioso. “Este conocimiento es fundamental no solo para la generación de nuevas estrategias de regeneración después de una lesión nerviosa sino también para el diseño de nuevas estrategias para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson, Alzheimer o Huntington”, concluye Ledda.
Créditos Publicado originalmente en Agencia CyTA
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