Hallan un esqueleto de 31.000 años de antigüedad al que le amputaron una pierna.
El esqueleto de una persona que vivió hace 31.000 años presenta marcas de haber sufrido una extirpación deliberada de la parte inferior de su pierna izquierda. Sería la prueba más antigua de amputación quirúrgica.
Los restos, descubiertos en la isla de Borneo, tienen 20.000 años más que el caso de amputación de extremidades más antiguo conocido hasta ahora. Además, este individuo sobrevivió varios años después de la operación. El hallazgo, publicado en la revista Nature, indica que algunos pueblos de la antigüedad eran expertos en cuidados médicos y realizaban intervenciones complicadas mucho antes de lo que se pensaba hasta ahora.
Los arqueólogos describieron en su día el sudeste asiático como «un lugar en el que no pasaba nada», afirma India Dilkes-Hall, coautora del estudio y arqueóloga de la Universidad de Australia Occidental, en Perth. «Siempre se había creído que allí no ocurrían muchas cosas».
Pero el descubrimiento pone en entredicho esta idea, ya que revela que los habitantes de Borneo de hace miles de años eran muy hábiles en medicina. «Nos demuestra que dicha zona era increíblemente compleja», añade Dilkes-Hall.
Escrito en el hueso
El equipo encontró los restos en una cueva de piedra caliza situada en el lado oriental de la parte indonesia de Borneo. Descubrieron una antigua tumba que contenía un esqueleto humano sorprendentemente completo, aunque le faltaba el pie izquierdo.
«Todos nos preguntábamos: “Bueno, ¿dónde está?”», señala Dilkes-Hall.
La datación por radiocarbono del carbón vegetal hallado en las capas superior, inferior e interior de la tumba, así como el análisis del uranio y la radiación en uno de los dientes del individuo enterrado indican que la persona murió hace entre 31.201 y 30.714 años. Se calcula que su edad al morir era de unos 19 o 20 años. El equipo no pudo determinar el sexo del individuo, pero su estatura era similar a la de los individuos masculinos que se sabe que vivieron en esa época y lugar.
Faltaba el tercio inferior de la pierna de esa persona; además, la tibia y el peroné terminaban en un corte limpio. Este nivel de precisión indica que la extremidad no se perdió en un accidente o por el ataque de un animal. Los huesos carecían del tipo de marca que suele dejar una infección, lo que sugiere que la herida se había limpiado y protegido de la contaminación. Además, la curación de los huesos y el pequeño tamaño de la tibia y el peroné de la pierna izquierda, en comparación con los de la pierna derecha, demuestran que la amputación se produjo durante la infancia y al menos entre seis y nueve años antes de la muerte.
«La probabilidad de que esto ocurriera por accidente era tan infinitamente pequeña que tuvo que producirse en algún tipo de entorno controlado», señala Melandri Vlok, bioarqueólogo de la Universidad de Sídney y coautor del estudio.
«Es un descubrimiento increíble», afirma Cécile Buquet-Marcon, bioarqueóloga del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas de Francia, en París. Esta misma especialista describió en 2007 la amputación, llevada a cabo hace 7000 años, de un miembro de una persona. Hasta ahora, era la prueba más antigua conocida de este tipo de cirugía. Buquet-Marcon añade que la supervivencia del individuo de Borneo indica la existencia de cuidados por parte de la comunidad y de habilidades médicas que pocas personas poseen incluso ahora.
Esta prueba de que en Borneo hubo asentamientos humanos ya en esa época es especialmente importante para los arqueólogos indonesios, afirma Adhi Agus Oktaviana, arqueólogo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación de Yakarta y coautor del estudio. Espera que esto ayude a la la UNESCO a otorgar la calificación de Patrimonio de la Humanidad a la región de la península de Sangkulirang-Mangkalihat donde se encontraron los restos (y que también alberga arte rupestre de 40.000 años de antigüedad).
Sofía Samper Carro, arqueóloga de la Universidad Nacional Australiana (ANU), en Canberra, que no participó en la investigación pero formó parte del mismo programa de doctorado de la ANU que el coautor del estudio, Tim Maloney, elogia el trabajo del equipo, no solo por su meticuloso esfuerzo científico, sino también por su colaboración con las autoridades y la población locales. Varios de los autores del estudio son de Indonesia.
«La arqueología solía ser un campo en el que, en la mayoría de los casos, los europeos occidentales iban a los lugares de interés y robaban sus conocimientos. En los últimos 10 o 15 años, las cosas han cambiado», añade.
Gracias a que ahora se reconoce el trabajo de la población local, «estamos obteniendo resultados mucho mejores», concluye Samper Carro.
McKenzie Prillaman/Nature News
Artículo traducido y adaptado por Investigación y Ciencia con el permiso de Nature Research Group.
Referencia: «Surgical amputation of a limb 31,000 years ago in Borneo»; Tim Ryan Maloney et al. en Nature, vol. 609, 7 de septiembre de 2022.
Fuente: INVESTIGACIÓN Y CIENCIA