El número de muertos por COVID en Europa podría aumentar en cientos de miles

En el peor de los casos, la pandemia podría causar otras 300.000 muertes si se levantan las políticas contra el contagio y la gente vuelve a sus viejos hábitos.

La pandemia de COVID-19 podría costar 300.000 vidas más en Europa, según un estudio sobre la cantidad de personas en 19 países que no han sido infectadas ni vacunadas.

Los modelos del estudio también predicen que la pandemia podría provocar aproximadamente un millón de hospitalizaciones en Europa, algunas de las cuales contribuirían a la cifra de muertos proyectada. Pero los autores del análisis señalan que sus estimaciones son números máximos, que asumen que se levantan todas las restricciones antiinfecciosas y que los contactos entre individuos han regresado a sus niveles pre-pandémicos. El análisis se publicó como una preimpresión en el servidor medRxiv y aún no ha sido revisado por pares.

Los hallazgos sugieren que el costo inminente de la pandemia podría ser bastante severo en Europa, y probablemente en otros lugares, dice Henrik Salje, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, que no participó en el estudio. Pero las cifras deben interpretarse con cautela, dice, porque el análisis asume que todos en la población estarán expuestos, lo que representa «el peor de los escenarios».

Sin embargo, el estudio es un ejercicio útil para ayudar a los países a prepararse para los desafíos que se avecinan, dice Sheryl Chang, modeladora de enfermedades infecciosas de la Universidad de Sydney en Australia. «Los números son impactantes y pueden suceder o no, pero la gente debe ser consciente de que el COVID-19 no ha terminado».

Contando a los desprotegidos

Los países de Europa ya han experimentado varias oleadas de infección que han matado a más de 1,4 millones de personas desde que comenzó la pandemia. Pero unos 315 millones de personas en toda Europa han recibido al menos una dosis de la vacuna COVID-19. Para su estudio, Lloyd Chapman, modelador de enfermedades infecciosas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, y sus colegas querían cuantificar el impacto de estos brotes pasados ​​y campañas de inmunización.

Los investigadores recopilaron datos sobre muertes por COVID-19 en un rango de grupos de edad en países de Europa, a partir de los cuales estimaron el número total de personas que habían sido infectadas en cada país a principios de noviembre de 2021. Esta cifra, junto con datos sobre las tasas de vacunación, se utilizó para calcular la proporción de la población que aún no había adquirido inmunidad contra el SARS-CoV-2 en ese momento y que, por lo tanto, aún corría un mayor riesgo de ser hospitalizada o morir a causa de COVID-19 si se levantaran inmediatamente todas las restricciones. El análisis también tuvo en cuenta las personas que aún podrían estar en riesgo a pesar de la exposición previa o la vacunación.

El equipo observó una variación considerable en la carga potencial de COVID-19 en Europa. Los países en los que la mayor proporción de personas estaban en riesgo eran aquellos con tasas de vacunación más bajas, una proporción menor de personas que ya habían sido infectadas y poblaciones de mayor edad.

Por ejemplo, unas 8 de cada 1.000 personas en Rumanía, donde las tasas de vacunación son relativamente bajas, aún podrían ser hospitalizadas, en comparación con menos de una de cada 1.000 en Inglaterra. En términos absolutos, alrededor de 280.000 personas en Alemania, que tiene una población mayor considerable, aún podrían terminar en el hospital, en comparación con 6.300 en Dinamarca. El análisis envía una advertencia de que incluso con una cobertura de vacunas relativamente alta entre las poblaciones elegibles, los países aún pueden experimentar oleadas de hospitalizaciones y muertes, dice Lloyd. Pero las cifras son «en gran medida el límite superior de lo que podría ocurrir», agrega.

Sin embargo, el estudio no tiene en cuenta otros factores que podrían aumentar ese riesgo aún más, como la aparición de una nueva variante que escapa a la inmunidad o la disminución de la inmunidad con el tiempo, dicen los investigadores. Es un «análisis elegante», dice Megan O’Driscoll, modeladora de enfermedades infecciosas de la Universidad de Cambridge. Pero «el seguimiento de la duración de la protección contra la enfermedad será fundamental para comprender los riesgos futuros a largo plazo del SARS-CoV-2», concluye.

Traducción Daniel Ventuñuk

doi: https://doi.org/10.1038/d41586-021-03455-w

Referencias
Chapman, LAC et al . Preprint en medRxiv https://doi.org/10.1101/2021.11.10.21266166 (2021).

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