Nueva evaluación de lo insuficiente que es la reducción de las emisiones de dióxido de carbono

Muestran que los planes de reducción de las emisiones de CO2 de los siete mayores emisores de gases de invernadero se quedan cortos.

 

Por Jan Dönges

Ni la Unión Europea ni los otros seis mayores emisores de CO2 se esfuerzan lo suficiente por alcanzar los objetivos climáticos que ellos mismos se han asignado. Esta afirmación se basa en un análisis del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicado(IIASA), radicado en Laxenburg, cerca de Viena, que concuerda en muy buena medida con las conclusiones de otros informes anteriores, pero que ofrece además algunos otros detalles relativos a cada uno de esos grandes emisores.

Los resultados se han publicado en Nature Communications. Las medidas que ya están aplicando las naciones del mundo supondrán, calculan los autores, que en 2030 se emitan unos cinco mil millones menos de equivalentes de dióxido de carbono (todas las estimaciones tienen márgenes de incertidumbre grandes, y en adelante se darán los valores medianos de la estimación). La cantidad total de equivalente de CO2 emitida sería de todas formas bastante mayor que las actuales: mientras que en 2017 se emitieron (incluyendo los efectos del cambio de uso de las tierras) unos 53,5 mil millones de equivalente de CO2, en 2030, aun con la aplicación de esas medidas, se emitirían unos 60, por cerca de 64 si no se hubiesen adoptado. Y solo se lograría alrededor de un 15 por ciento de las reducciones necesarias para que la temperatura no suba más de dos grados, porcentaje calculado con respecto a ese nivel de emisiones que habría si no se hubiesen aplicado las medidas (con la reducción necesaria determinada a su vez por una trayectoria ideal de las emisiones, basada en una optimización de los costes). Y para no pasar del grado y medio, solo se lograría un 11 por ciento.

Esas medidas que ya se están aplicando no cumplen por completo lo prometido por las naciones conforme al Acuerdo de París. La aplicación de lo prometido reduciría las emisiones hasta dejarlas para 2030 en unos 52 mil millones de toneladas de equivalente de CO2 (es decir, para volver a una cantidad parecida a la de 2017). Para cumplir, pues, habría que recortar cerca de ocho mil millones más de toneladas con respecto a lo que se conseguiría con las medidas ya tomadas, o alrededor de un 13 por ciento.

El estudio no se ha limitado a las magnitudes mundiales, sino que ha analizado pormenorizadamente la situación de cada uno de los siete grandes emisores mundiales: China, Estados Unidos, la Unión Europea, India, Rusia, Japón y Brasil. Las medidas que ya han aplicado suponen reducciones con respecto a las emisiones que habría habido sin aplicarlas de menos de un diez por ciento en cualquiera de esos siete bloques o naciones, mientras que las reducciones entre las emisiones previstas con esas medidas ya aplicadas y las que habría en 2030 si cumpliesen las promesas de París, lo cual es muy hipotético, sería de algo menos de un 20 por ciento para Europa (menos de mil millones de toneladas de los ocho mil millones de la reducción global que se lograría si todo el mundo cumpliese lo prometido) y de alrededor de un 30 para Estados Unidos (unos dos mil millones). Se quedan, pues, muy lejos de las metas a que se comprometieron tras la conferencia del clima de París. No todas las naciones incumplen en la misma medida sus objetivos nacionales. La Unión Europea, Estados Unidos y Brasil son quienes más lejos se quedan de sus metas, aunque también son los que habían prometido las mayores reducciones. Debe tenerse en cuenta, como advierten los autores, que la toma de datos se cerró en 2017; algunos avances posteriores en Europa podrían corregir un poco las conclusiones.

Pero hasta las reducciones que conseguirían esas naciones y Europa si cumpliesen sus promesas serían demasiado pequeñas. Con respecto a los cerca de 60 mil millones de toneladas de equivalente de CO2 que se emitirían en 2030 con las medidas que se están aplicando ya, habría que rebajar no los ocho mil millones que dejarían de emitirse con lo acordado en París, sino 22 mil millones, una reducción de cerca del 40 por ciento, para no superar los dos grados de aumento de la temperatura, y 28,2 para el grado y medio.

Está prevista para 2023 una gran evaluación de cómo se está aplicando el Acuerdo de París; se tendrán en ella en cuenta también los resultados del equipo del IIASA. Sus investigadores señalan en el estudio recién publicado que nuevas dilaciones en la reducción de las emisiones de CO2 conducirán a que el cumplimiento de las propias ambiciones sea cada vez más difícil, a que tenga un coste mayor o incluso a que resulte imposible.

 

Referencia: «Taking stock of national climate policies to evaluate implementation of the Paris Agreement», de Mark Roelfsema et al., en Nature Communications 11, artículo número: 2096 (2020).

 

Publicado originalmente en Investigación y Ciencia

 

 

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