Por qué el símbolo del corazón no tiene nada que ver con un corazón

Lo dibujamos en todos lados como símbolo universal del amor, pero no se parece en nada al órgano que late en nuestro pecho. La historia de este ícono ❤ es un enigma fascinante. Y te adelantamos algo: su origen no tiene que ver con la anatomía, sino con una planta misteriosa que valía una fortuna y que, por una razón muy particular, se extinguió.

Es, quizás, el símbolo más universal que existe. Lo usamos en chats, lo dibujamos en cuadernos y lo vemos tatuado en la piel. Representa el amor, el afecto y el romance. Sin embargo, todos sabemos que el dibujo clásico del corazón ❤ no tiene casi ningún parecido anatómico con el órgano real, ese que la ciencia describe con aurículas y ventrículos.

Entonces, ¿de dónde salió esta forma? ¿Por qué empezamos a dibujar el corazón así? La respuesta es un viaje increíble a través de la historia, la botánica y las costumbres de la antigua Grecia.

Descartando las teorías más famosas (pero incorrectas)

A lo largo de los siglos, han surgido muchas explicaciones. Una de las más conocidas es la teoría católica, que lo vincula al Sagrado Corazón de Jesús. La imagen es, sin duda, muy parecida. El problema es el cuándo: esta representación se popularizó a raíz de las visiones de Santa Margarita de Alacoque en 1673, pero el símbolo del corazón ya se usaba en manuscritos y obras de arte cientos de años antes. Por lo tanto, no puede ser el origen.

Otras teorías más modernas, surgidas en la década de 1960, son más especulativas y sugieren que la forma es una estilización de partes del cuerpo femenino, como los glúteos o los senos. Sin embargo, no existe ninguna evidencia histórica que conecte estas ideas con la tradición medieval que popularizó el símbolo.

Los egipcios y el alma

La primera civilización que le dio al corazón un estatus supremo fue la egipcia. Para ellos, el corazón (o Ib) era el órgano más importante, el asiento del alma, la mente y la inteligencia. De hecho, en el juicio final, el corazón del difunto se pesaba contra la pluma de Maat (la diosa de la verdad) para determinar si era digno de la vida eterna.

Su jeroglífico para el corazón sí guarda un leve parecido con el órgano real (se pueden intuir las aurículas), pero está muy lejos del ícono estilizado que usamos hoy. Los egipcios nos dieron el concepto del corazón como centro de la emoción, pero no la forma del símbolo.

La pista más fuerte: una planta anticonceptiva en Libia

La teoría más plausible y aceptada por los historiadores nos lleva a la antigua colonia griega de Cyrene, en la costa de la actual Libia. Los arqueólogos encontraron allí monedas antiguas, acuñadas con un símbolo idéntico al que hoy dibujamos como corazón.

Pero no era un corazón. Era la semilla (o la hoja) de una planta llamada Silphium (o Silfio).

El Silphium era el oro verde de la antigüedad. Esta planta, que solo crecía en esa franja de la costa libia, era una fuente de riqueza incalculable para Cyrene. Griegos, romanos y egipcios la adoraban. Se usaba como especia, como perfume y como una medicina casi milagrosa para aliviar el dolor. Pero su uso más preciado, el que la hizo valer su peso en plata, era otro: era el anticonceptivo y abortivo más eficaz del mundo antiguo.

Los romanos, en particular, la valoraban enormemente. El historiador Plinio «El Viejo» describió cómo su resina se usaba para regular la menstruación. Esta planta permitía a las parejas disfrutar del amor y la sexualidad sin el temor a un embarazo no deseado.

La conexión es, entonces, directa y fascinante. La semilla de Silphium, con su distintiva forma de corazón ❤, se convirtió en el símbolo no del órgano, sino del amor, el sexo y la intimidad, gracias a la libertad que proporcionaba. La planta fue tan sobreexplotada que, lamentablemente, terminó por extinguirse, pero su símbolo perduró.

Durante la Edad Media, el símbolo fue adoptado y popularizado en Europa, pero ya despojado de su origen «pagano» y anticonceptivo. Se fusionó con las ideas del amor romántico y cortesano, y su forma simple y estética se impuso sobre cualquier intento de dibujar un corazón realista, que, seamos sinceros, resulta bastante gráfico y poco romántico. Así, la semilla de una planta que facilitaba el amor se convirtió, miles de años después, en el símbolo universal del amor mismo.

Deja un comentario