La hipótesis del «mono borracho» ¿el origen de nuestro gusto por el alcohol?

La idea de que nuestra atracción por el alcohol es una herencia evolutiva de ancestros que buscaban fruta madura, conocida como la hipótesis del «mono borracho», siempre fue fascinante. Ahora, un nuevo estudio le ha puesto cifras por primera vez: midieron el alcohol en la dieta de los chimpancés salvajes y descubrieron que consumen, a diario, el equivalente a dos copas.

¿Por qué a los humanos nos atrae el alcohol? La respuesta podría no estar en la cultura o la historia reciente, sino en un pasado evolutivo mucho más profundo, en la época en que nuestros ancestros primates se alimentaban de fruta en los bosques de África. Esta es la premisa de la hipótesis del «mono borracho», y un nuevo estudio acaba de aportar la evidencia más sólida hasta la fecha para respaldarla.

La teoría, planteada hace más de dos décadas por el biólogo Robert Dudley, sugiere que nuestra afinidad por el etanol no es un capricho moderno. Propone que, durante millones de años, el ligero olor a alcohol producido por la fermentación de las levaduras en la fruta madura fue una señal olfativa crucial para los primates, un indicador inequívoco de una fuente de alimento rica en calorías. Ser atraído por ese olor era, por lo tanto, una ventaja para la supervivencia.

Poniéndole el alcoholímetro a la selva

Hasta ahora, esta idea era solo una hipótesis atractiva. Pero un equipo de investigadores, liderado por la Universidad de California en Berkeley, decidió ponerla a prueba en el campo. Tal como publican en la revista Science Advances, viajaron a dos enclaves clave en África —el Parque Nacional de Kibale en Uganda y el Parque Nacional de Taï en Costa de Marfil— para hacer algo que nadie había hecho antes: medir la cantidad de alcohol presente en las frutas que comen nuestros parientes vivos más cercanos, los chimpancés.

El equivalente a dos copas por día

Los resultados son reveladores. Las frutas maduras que forman parte sustancial de la dieta de los chimpancés presentan una concentración media de alcohol del 0,3% en peso. Esto puede parecer poco, pero los chimpancés ingieren enormes cantidades de fruta, unos 4,5 kilos diarios.

Haciendo los cálculos, el equipo estimó que un chimpancé consume unos 14 gramos de etanol al día, el equivalente a una bebida estándar o una copa de vino. Pero el dato más sorprendente llega al ajustar por el peso corporal. «Al ajustar por el peso, que en chimpancés ronda los 40 kilos frente a unos 70 en humanos, la exposición equivale a casi dos copas», explica Aleksey Maro, autor principal del estudio.

Eso sí, los animales no muestran ningún signo de embriaguez. El consumo se reparte a lo largo de todo el día y en concentraciones bajas, por lo que se trata de una exposición crónica y de bajo nivel, no de un atracón.

Este hallazgo es la primera prueba empírica de que los primates salvajes están constantemente expuestos al etanol en su dieta natural. Los investigadores ya están recogiendo muestras de orina de los chimpancés para confirmar metabólicamente este consumo.

Comprender esta profunda relación evolutiva con el alcohol, como concluye Dudley, no solo arroja luz sobre el origen de un rasgo humano universal, sino que también puede ayudar a estudiar mejor los mecanismos que conducen al abuso de esta sustancia en la actualidad.

Referencia:

Aleksey Maro et al. ,Ethanol ingestion via frugivory in wild chimpanzees. Sci. Adv.11,eadw1665(2025). DOI: 10.1126/sciadv.adw1665

Por Daniel Ventuñuk
En base al artículo publicado en Science Advances

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