Cómo conquistaron América los perezosos colosales

Un equipo del CONICET reconstruyó la evolución de los míticos perezosos gigantes en los últimos 35 millones de años a partir de fósiles, ADN y proteínas. Sus hallazgos, publicados en Science, revelan cómo estos colosos terrestres dominaron América hasta su abrupta extinción hace 12 000 años, cuando la llegada humana selló su destino.

Desde que hace 35 millones de años los primeros perezosos gigantes se adentraron en el “Nuevo Mundo”, estos majestuosos herbívoros —lejanos parientes de los perezosos arborícolas de hoy— dejaron pistas tan imponentes como sus propias huellas. Con tamaños que llegaron a las cuatro toneladas y una distribución que abarcó desde Canadá hasta la Patagonia y las Antillas, estos mamíferos terrestres construyeron una dinastía de supervivencia que superó glaciaciones, fluctuaciones climáticas y colisiones continentales.

Sin embargo, su reinado colapsó hace apenas 12 000 años. Para desentrañar las causas, un consorcio de paleontólogos, biólogos moleculares y ecólogos del CONICET —dirigido por Ignacio Soto en el IEGEBA (UBA–CONICET) y con la participación de Néstor Toledo (UNLP–CONICET) y Alberto Boscaini (IEGEBA–CONICET)— combinó la mayor base de datos de registros fósiles y genéticos de perezosos gigantes con un detallado mapa filogenético.

«Los perezosos gigantes no son como los que ahora se encuentran en la selva. Eran animales que recorrían kilómetros por tierra y podían alcanzar cuatro toneladas», explica Soto. Para entender su evolución, el equipo reunió datos morfológicos, estimaciones de masa corporal, secuencias de ADN y hasta proteínas extraídas de huesos fósiles. Sus viajes lo llevaron a museos de Sudamérica, Norteamérica y Europa, donde digitalizaron colecciones históricas y realizaron nuevos análisis moleculares.

Gracias a los registros de masa corporal reconstruidos por Toledo, surgió un patrón sorprendente: durante la mayor parte de su historia, estas especies fueron animales pesados, bien adaptados a la vida terrestre. Con el tiempo, empero, algunas ramas del linaje exploraron las copas arbóreas y, al hacerlo, empezaron a perder peso. «Observamos una reducción paulatina de tamaño cuando surgieron especies de vida mixta, árboles y suelo», señala Toledo. Esta transición marcó su declive: las que bajaron de peso sobrevivieron hasta la aparición humana y hoy sólo persisten los perezosos livianos y arborícolas.

Los perezosos evolucionaron repetidamente hacia tamaños corporales grandes y pequeños según sus hábitos de vida terrestres y arborícolas.
Ilustración de Diego Barletta.

La llegada del humano como punto de inflexión

«Su cronología de extinción refleja la expansión humana», afirma Boscaini. Al contrastar la antigüedad de los últimos fósiles con datos arqueológicos, el equipo comprobó que ningún cambio climático previo provocó su desaparición masiva. Sólo cuando las poblaciones humanas se extendieron por América comenzaron a registrarse picos de caza y reducción drástica de ejemplares. «Ninguna crisis natural los afectó tanto como la presión antropogénica», añade Soto.

Publicado en Science bajo el título La aparición y desaparición de los perezosos gigantes, este exhaustivo trabajo no sólo ilumina el pasado de estos colosos: abre avenidas de investigación sobre la interacción entre megafauna y humanos, las adaptaciones al cambio ecosistémico y los límites de la supervivencia en entornos cambiantes. Con su rica base de datos y su enfoque interdisciplinario, el equipo ya avanza en estudios sobre la dieta, la reproducción y la distribución geográfica de cada especie.

«Este mapa evolutivo es sólo el comienzo», concluye Soto. «Cada fósil, cada gen rescatado del hueso fósil, es una puerta para entender mejor cómo resistir y adaptarse, tanto para los perezosos gigantes como para nosotros».

Referencia bibliográfica

DOI: https://www.science.org/doi/10.1126/science.adu0704

Por Daniel Ventuñuk
En base al artículo de Cintia Kemelmajer

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