¿Quién era Mambrú y a qué guerra se fue?

Una de las canciones infantiles más conocidas del mundo encierra secretos históricos que nos remontan a la batalla de Malplaquet y a figuras célebres de la Guerra de Sucesión Española

La canción «Mambrú se fue a la guerra» ha sido cantada por generaciones, pero ¿quién fue en realidad Mambrú y qué papel jugó en la contienda? A continuación, desvelamos su origen y exploramos los antecedentes históricos que dieron lugar a este emblemático tema.

Un relato que surge de la contienda

La canción fue compuesta tras la batalla de Malplaquet en 1709, un enfrentamiento decisivo entre los ejércitos británico y francés durante la Guerra de Sucesión Española. Curiosamente, a pesar de su propia derrota, los franceses llegaron a creer que su acérrimo enemigo, John Churchill, duque de Marlborough, ya estaba muerto. Esta confusión inspiró la composición de una pieza burlesca en la que se mofa de la suerte del adversario.

La melodía de la canción parece ser de origen más antiguo. Según el escritor francés François-René de Chateaubriand, su procedencia es árabe y habría llegado a Francia a través de los cruzados, lo que refuerza la idea de que esta pieza musical es un cruce de culturas y tiempos. La fusión de estas influencias dio como resultado una canción que resuena con la memoria de un conflicto y de una época llena de incertidumbre y drama.

La travesía hacia la popularización

En los tiempos de Luis XVI, la canción se popularizó en la corte. Una de las nodrizas del delfín solía cantarla, y su melancólica letra agradó tanto a los reyes que pronto se difundió por Versalles y luego por todo el país. Con la influencia de los Borbones, la canción llegó a España, donde el nombre del duque de Marlborough fue adaptado a un más pronunciable Mambrú. Esta versión se arraigó especialmente entre las niñas, que solían cantarla mientras jugaban a la rayuela, perpetuando su legado a lo largo de los años.

Variaciones internacionales y la huella de una historia compartida

La popularidad de «Mambrú se fue a la guerra» trascendió fronteras, dando lugar a versiones en distintos idiomas. En inglés, por ejemplo, se acompaña con el estribillo «For he is a jolly good fellow», lo que originó una canción conocida en España como «Es un muchacho excelente» y en los países latinoamericanos como «Porque es un buen compañero». Estas adaptaciones reflejan la versatilidad y la capacidad de la canción para integrarse en distintas culturas, convirtiéndose en un puente musical entre naciones.

Letra y significado

La canción se acompaña de una letra simple pero emotiva que ha perdurado en el tiempo:

«Mambrú se fue a la guerra,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú se fue a la guerra,
no sé cuándo vendrá.
Do-re-mi, do-re-fa,
no sé cuándo vendrá.

Si vendrá por la Pascua,
¡qué dolor, qué dolor, qué gracia!
Si vendrá por la Pascua,
o por la Trinidad.
Do-re-mi, do-re-fa,
o por la Trinidad.

La Trinidad se pasa,
¡qué dolor, qué dolor, qué guasa!
La Trinidad se pasa
Mambrú no viene ya.
Do-re-mi, do-re-fa,
Mambrú no viene ya.

Por allí viene un paje,
¡qué dolor, qué dolor, qué traje!
Por allí viene un paje,
¿qué noticias traerá?
Do-re-mi, do-re-fa,
¿qué noticias traerá?»

Cada verso evoca el sentimiento de espera y la incertidumbre en medio de la guerra, temas que repercuten en la memoria colectiva y en la tradición popular.

Reflexiones finales

El enigma de Mambrú, lejos de ser solo una pieza musical, es un testimonio de cómo las guerras y los conflictos se filtran en la cultura popular y se transforman en parte de nuestro acervo cultural. La canción, que ha trascendido generaciones, no solo nos invita a recordar un episodio crucial de la historia, sino que también nos hace reflexionar sobre la fácil transformación del lenguaje y los nombres, adaptándolos a los contextos culturales para que sean más accesibles.

En definitiva, «Mambrú se fue a la guerra» es más que una simple canción infantil: es una pieza de historia viviente que conecta a diferentes culturas y tiempos, demostrando cómo la creatividad humana puede convertir el dolor y la incertidumbre en un legado musical que perdura en el tiempo.

Por Daniel Ventuñuk
En base al artículo de Daniela publicado en CULTURIZANDO

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