Desde chimpancés hasta elefantes y delfines, la adolescencia es una etapa crucial para aprender habilidades sociales y adaptativas. ¿Qué podemos aprender de ellos sobre esta tumultuosa fase de la vida?
Virginia, una adolescente chimpancé en acción
En una mañana húmeda de mayo de 2024, en el bosque de Kibale, Uganda, una adolescente chimpancé llamada Virginia decidió hacerse notar. Con su trasero rosado e hinchado —un signo claro de madurez sexual incipiente— arrojó una rama grande a Sufjan, un macho adolescente de 9 años. Pero él, indiferente, ignoró sus intentos de llamar su atención. Finalmente, Virginia se marchó dramáticamente balanceándose en una liana.
«Estaba diciendo: ‘Préstame atención’, ya sea para jugar o para antagonizar», explica Isabelle Clark, estudiante de posgrado de la Universidad de Texas en Austin, quien filmó la escena como parte de su investigación sobre comportamiento territorial en chimpancés jóvenes. Este episodio refleja algo universal: los adolescentes, ya sean humanos o animales, están aprendiendo a navegar por las complejas dinámicas sociales que definirán su futuro.
Adolescencia: una etapa compartida entre especies
La adolescencia no es exclusiva de los humanos. Investigadores han identificado patrones similares en otras especies altamente sociales, como chimpancés, elefantes y delfines. Estos animales también experimentan cambios hormonales, exploración social y aprendizaje intensivo durante esta etapa crítica de desarrollo.
Según el primatólogo Aaron Sandel de la Universidad de Texas, la adolescencia evolucionó en especies sociales como una estrategia para permitir más tiempo y energía para aprender a adaptarse a entornos complejos. Aunque costoso en términos de recursos, este período prolongado aumenta las probabilidades de supervivencia y éxito reproductivo en la edad adulta.
Desafíos sociales en chimpancés adolescentes
Para hembras adolescentes como Virginia, abandonar su grupo natal y unirse a una nueva tropa es un desafío enorme. No solo deben aprender a integrarse, sino también a manejar la agresión y establecer su posición social. «Lo que haces el primer día, cuando tienes 14 años, determina lo que comerá tu bebé 40 años después», señala Rachna Reddy, antropóloga biológica de la Universidad de Utah.
Los machos adolescentes, por su parte, permanecen en su grupo natal y dedican gran parte de su tiempo observando y aprendiendo de los adultos dominantes. Acicalan a los machos de alto rango, estudian su comportamiento agresivo y practican habilidades clave para ascender en la jerarquía social.
Elefantes: la importancia de los mentores mayores
En los elefantes, la presencia de machos mayores es crucial para guiar a los jóvenes. Un caso emblemático ocurrió en el Parque Nacional Pilanesberg, Sudáfrica, en la década de 1990. Sin machos adultos para modular su comportamiento, los elefantes jóvenes entraron prematuramente en un estado hormonal conocido como musth, volviéndose extremadamente agresivos. Algunos incluso atacaron a rinocerontes, matando a 50 de ellos. La llegada de seis machos mayores restauró el equilibrio, demostrando la importancia de los modelos a seguir en el desarrollo juvenil.
Delfines: juegos que preparan para la vida adulta
Entre los delfines machos jóvenes de Shark Bay, Australia, los juegos sociales son fundamentales. Pasan horas practicando saltos sincronizados y movimientos coordinados, comportamientos que luego aplican en alianzas con otros machos para competir por hembras. Según la bióloga conductual Kathryn Holmes, los machos que no forman estas alianzas tienen menos descendencia, subrayando la importancia del trabajo en equipo en esta especie.
Lecciones para los adolescentes humanos
Los hallazgos de estas investigaciones tienen implicaciones directas para los adolescentes humanos. Durante la pubertad, las hormonas impulsan a los jóvenes a buscar nuevas conexiones sociales y experiencias, pero también los hacen más vulnerables al rechazo y al riesgo. Según el pediatra Ron Dahl, director del Centro para el Desarrollo de los Adolescentes de la Universidad de California, «la adolescencia representa una ventana de oportunidad para el aprendizaje social adaptativo».
Fomentar habilidades relacionales, alentar la creatividad y proporcionar mentoría pueden ayudar a los adolescentes a superar ansiedades y desarrollar identidades más resilientes. Además, comprender que esta etapa es universal —presente incluso en animales— puede ofrecer consuelo y perspectiva tanto a jóvenes como a sus familias.
Un modelo general para entender la adolescencia
Al identificar patrones comunes en el aprendizaje social y el desarrollo emocional, los investigadores esperan crear un modelo general de la adolescencia que pueda aplicarse a múltiples especies, incluidos los humanos. Este modelo podría guiar intervenciones efectivas para apoyar a los jóvenes en transición, desde la escuela hasta la vida adulta.
Como concluye Dahl, «los adolescentes tienen la capacidad de aprender a cambiar sus identidades de manera profunda». Y quizás, al observar a nuestros parientes animales, podamos encontrar nuevas formas de acompañarlos en este viaje.
Referencias
- Observaciones del Proyecto Chimpancé Ngogo en Uganda.
- Estudios sobre comportamiento adolescente en elefantes y delfines.
- Investigaciones del Centro para el Desarrollo de los Adolescentes de la Universidad de California.
Por Daniel Ventuñuk
En base al artículo de Ann Gibbons en Science
