Si el conocimiento es luz, ¿la ignorancia es oscuridad? Uno de los filósofos más emblemáticos de todos los tiempos decidió explicar con una alegoría cómo se conjugan las relaciones sociales entre los “brillantes” y los “ignorantes”. ¿Somos presos de nuestro entorno? ¿Es la sabiduría sinónimo de evolución? ¿Qué significa ser ignorante? Aquí te contamos todo.
¿Es la inteligencia una virtud o un defecto?
Los filósofos eran muy respetados porque eran considerados “sabios”, pero, al mismo tiempo, eran incomprendidos por su propia inteligencia. Su afán de entender el mundo y buscar mejorarlo con ideas parecía ser extraordinario para muchos y una completa aberración para otros.
Platón quería hacer entender su visión sobre la educación y el rol de los “iluminados” en la sociedad. Si bien cualquiera podía llegar a ser un sabio, un iluminado, un genio, eran pocos los que decidían seguir el camino de la inteligencia. La gran mayoría estaba cómoda en su ignorancia.
Con una alegoría —una historia con un trasfondo simbólico—, en el capítulo VII de su obra más emblemática, La República, Platón explica cómo la sociedad vive “en la oscuridad” y cómo son percibidos los pocos que logran salir de ella.
¿Cuál era su propósito? “Comparar el efecto de la educación y la carencia de la misma en nuestra naturaleza”.
La caverna de Platón, un mundo a oscuras lleno de fantasmas
La historia comienza con un grupo de hombres que, desde niños, habían sido encerrados en una caverna. Atados por las piernas y el cuello, no podían moverse. Lo único que hacían era ver fijamente una pared. A sus espaldas había un fuego abrazador que iluminaba las paredes como si fuese un cine.
Frente al fuego, pero lejos de los prisioneros, había una calle muy transitada. Cada persona que pasaba generaba una sombra que, para los prisioneros, era un ente, un ser, un objeto real. Su vida transcurría mientras le atribuían significado a cada silueta que se formaba.
Cada sombra tenía sonidos, personalidad, funcionalidad, todo según la percepción de los prisioneros. Un día, uno de ellos fue liberado y forzado a salir. Habiendo sido prisionero de la oscuridad desde niño, el mundo real resultó ser completamente abrumador. La luz era cegadora, el choque de realidades lo perturbaba tanto que no podía continuar… deseaba volver a su caverna, su cueva, su zona de comodidad.
Con el pasar de los días, se dio cuenta de que todo lo que conocía era, en realidad, una ilusión. Cada “silueta” provenía en realidad de un objeto tridimensional, una persona, una figura de la naturaleza. Extasiado —y abrumado— por tanta información, decidió estudiar, aprender e investigar más sobre todo lo que se había perdido durante tantos años en la cueva.
Tiempo después, ya siendo un conocedor del mundo, recordó a sus compañeros y decidió volver para contarles lo que había descubierto y enseñarles que la realidad iba mucho más allá que unas sombras en la pared.
Cuando entró, le costó muchísimo adaptarse nuevamente a la caverna; era oscura y confusa. Sus compañeros —que nunca habían salido— pensaron que había perdido la cabeza. Tras escuchar sus historias del mundo nuevo, se sintieron amenazados, ultrajados, ofendidos, y decidieron matarlo.
Después de haber gozado la libertad, ¿por qué volver a la prisión?
Él había sido obligado a salir y, tras enfrentarse al mundo real, se transformó por completo. Pasó de estar cegado por los fantasmas de la cueva a vivir en un mundo lleno de oportunidades, ideas y sabiduría. Darse cuenta de que lo que creía correcto era realmente una ilusión lo hizo cambiar su percepción de la realidad.
Su vida había cambiado. Conocía la verdad tras las sombras, los ecos, los pasajes de la cueva. No eran fantasmas, eran siluetas de personas, plantas y objetos. Un mundo lleno de novedades lo esperaba al salir.
Con su nueva sabiduría, experimentó una sensación: sentía compasión por sus compañeros, aquellos que seguían cegados por sombras e ideas falsas.
¿Por qué decidió volver? Con la educación llega la responsabilidad. Todos los que saben desean compartir sus nuevos conocimientos, pero olvidaba algo importante: para aprender es necesario aceptar que hay algo que se ignora.
Una lucha entre la sabiduría y la terquedad: ¿por qué lo mataron?
Siendo prisioneros de sus propias ideas y considerándose llenos de sabiduría, estaban convencidos de que eran los amos de la razón. Nadie podía tener un pensamiento diferente, puesto que solo había una realidad: la que ellos conocían y cómo ellos decidían interpretarla.
Ahora, el que había logrado salir no formaba parte de ellos, había cambiado. Era un desconocido.
Habiendo disfrutado del mundo real, iluminado y vívido, entrar nuevamente en la cueva fue complejo. Sus ojos se habían acostumbrado a la luz y había perdido la habilidad de moverse guiándose con pocas sombras. Sus compañeros, al verlo tambalear y caminar tanteando el terreno, lo catalogaron de estúpido y comenzaron a burlarse.
Cuando él empezó a contarles que su realidad era una farsa y que existía un mundo inmenso lleno de oportunidades afuera, todos se sintieron ofendidos. A nadie le agrada darse cuenta de que carece de conocimiento. Enfurecidos y descolocados tras escuchar que su mundo era en realidad una farsa, decidieron eliminarlo. No todo el mundo está preparado para enfrentar la realidad.
¿Es “La caverna” una historia verdadera?
Es probablemente la alegoría más famosa de Platón, pero es simplemente una historia que narra una realidad. ¿Qué quería decir? Todos los filósofos y educadores querían mostrarle al mundo una posibilidad de vivir mejor, de entender el entorno, una visión diferente del mundo.
Todos los “iluminados” son personas que se tomaron el tiempo de cuestionar su realidad y buscar alternativas para hacerla mejor, más inteligente, más viable. Los genios generalmente son admirados por sus ideas, pero pocos son los que realmente los entienden.
Platón escribió la historia desde su propia perspectiva, analizando cómo la sociedad vive sumergida en una burbuja de conocimientos preconcebidos que se niega a abandonar, y cuando se ve forzada a interpretar lo que sucede con una realidad diferente, se siente violentada, vulnerable e incluso maltratada.
Fue el caso de Sócrates, quien junto a Platón resultó ser una figura irremplazable en la filosofía. La muerte llegó a él de la mano del pueblo, puesto que sus ideas eran consideradas “demasiado revolucionarias” y que buscaban “alterar el orden público” mientras «corrompían a los jóvenes».
La alegoría no es más que una traducción de una realidad: la terquedad, a veces, resulta ser más fuerte que el deseo de sabiduría.
