El equilibrio invisible entre el agua que tomamos y los alimentos que guardamos

El calor no llega solo; viene acompañado de desafíos invisibles para nuestro organismo y nuestra cocina. ¿Sabías que esperar a tener sed ya es llegar tarde a la hidratación o que el orden de tus estantes en la heladera puede ser la diferencia entre una comida sana y una intoxicación? Una especialista en nutrición derriba mitos sobre cuánto líquido necesitamos realmente y advierte sobre un alimento muy común que deberíamos tachar del menú de los más chicos.

GUÍA: VERANO Y SALUD

Claves de hidratación y seguridad alimentaria

💧 LA REGLA DE LOS 2 LITROS

La meta son 8 vasos diarios de agua segura.

⚠️ Ojo: El mate, el té o los jugos NO reemplazan al agua pura. No esperes a tener sed.

❄️ EL ORDEN DE LA HELADERA ❄️

🧊 FREEZER / ARRIBA Hielos
🥗
ALIMENTOS COCIDOS Y VEGETALES
Estantes intermedios
🥩
CARNES CRUDAS
Siempre abajo para evitar goteos (Contaminación cruzada)
🚫🍔

ATENCIÓN PEDIÁTRICA

Se desaconseja dar carne picada o molida a niños/as menores de 5 años.

Riesgo: Síndrome Urémico Hemolítico (SUH).

Fuente: Lic. Josefina Gómez Pereira – Dirección de APS

La ecuación parece simple: hace calor, tomamos agua y guardamos la comida en la heladera. Sin embargo, en esa rutina automática se esconden errores que pueden costarnos caro en materia de salud. La Licenciada en Nutrición Josefina Gómez Pereira, integrante de la Dirección de Atención Primaria de la Salud (APS) y coordinadora de Nutrición de Zona Capital, puso sobre la mesa las recomendaciones definitivas para blindar nuestro bienestar en esta época del año.

El abordaje es doble: por un lado, cómo funciona nuestro «motor» interno con el agua; por el otro, cómo evitamos que los microorganismos invadan nuestros platos respetando la sagrada cadena de frío.

La regla de los dos litros (y la trampa del mate)

«Desde el abordaje nutricional, se recomienda que las personas mantengan una hidratación adecuada para asegurar el correcto funcionamiento del metabolismo y de todos los órganos del cuerpo», explica Gómez Pereira. Y es que el agua no es solo para «apagar el calor»: cumple un rol esencial en la absorción de nutrientes.

Aquí es donde entra el rigor de las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA). El número mágico son dos litros diarios, lo que equivale a ocho vasos o cuatro botellas de medio litro. Pero atención, porque la especialista hace una aclaración que suele dolerle al orgullo argentino:

«Es importante destacar que esta recomendación refiere exclusivamente al consumo de agua potable, sin incluir infusiones ni jugos».

Es decir, el termo de mate o el tereré no reemplazan esos ocho vasos de agua pura. Cuando no cumplimos con esta cuota, el cuerpo empieza a emitir señales de auxilio que no debemos ignorar:

  • Oscurecimiento de la orina.
  • Resequedad en los labios.
  • Dolor de cabeza y sensación de cansancio.
  • Decaimiento general.

La deshidratación impacta tanto en la salud física como en la mental. La premisa es clara: no esperar a sentir sed, porque la sed es, en realidad, un síntoma tardío de que nos falta líquido.

El mapa de la heladera segura

El otro gran pilar es la seguridad alimentaria. La «cadena de frío» no es solo un término logístico, es la barrera que impide que los alimentos se deterioren y proliferen microorganismos peligrosos. «Cuando la cadena de frío se rompe, se genera un ambiente propicio para el desarrollo de bacterias, parásitos y toxinas», advierte la licenciada. Esto deriva en las famosas ETA (Enfermedades Transmitidas por Alimentos).

En casa, los errores más frecuentes son almacenar alimentos cocidos sin tapa, mezclar crudos con cocidos o guardar la mercadería en cualquier hueco libre. El orden altera (y mucho) el producto. Para evitar la contaminación cruzada, la disposición estratégica debe ser:

  1. Carnes crudas: Siempre en la parte inferior (para evitar que los jugos goteen sobre otros productos).
  2. Alimentos cocidos y vegetales: En los estantes intermedios.
  3. Hielo: En el estante superior.

Además, reglas de hierro: jamás volver a congelar algo que ya se descongeló, y mantener lácteos y quesos siempre tapados.

Una advertencia vital para la infancia

Finalmente, hay una actualización de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) que todos los padres deben agendar. Tiene que ver con un clásico de la cocina casera: la carne picada.

Gómez Pereira es contundente al respecto: se desaconseja ofrecer carne picada o molida a niños y niñas menores de 5 años.

El motivo es el riesgo de Síndrome Urémico Hemolítico (SUH). Al picar la carne, la bacteria Escherichia coli —que suele estar en la superficie— se mezcla con el interior del alimento, aumentando la superficie de exposición y haciendo mucho más difícil asegurar una cocción que elimine el peligro por completo.

Cuidar la hidratación, lavarse las manos luego de manipular crudos y respetar estos consejos no es obsesión, es prevención pura para mejorar la calidad de vida de toda la comunidad.

Por Daniel Ventuñuk

Deja un comentario