La revista estadounidense volvió a marcar la agenda con una portada histórica que homenajea a un clásico de la fotografía. Ocho figuras clave manejan los hilos de una tecnología que ya no tiene vuelta atrás, entre promesas de revolución y advertencias sobre sus peligros más oscuros.
Como ocurre puntualmente cada año desde 1927, la revista Time acaba de revelar su esperada «Persona del Año». Pero esta vez, en su edición de este jueves 11 de diciembre, no eligieron a un presidente o a un activista solitario. Para este 2025, el foco se posó sobre un grupo de ocho visionarios —y a la vez, figuras polémicas— bautizados como los «arquitectos de la Inteligencia Artificial (IA)».
La elección no es casual ni decorativa. Según la publicación, estamos ante un punto de inflexión histórico. «Sin duda, la IA se ha convertido en la herramienta más influyente en la competencia entre las grandes potencias desde la llegada de las armas nucleares», sentenciaron los editores para justificar la decisión. El mensaje es claro: lo que estos ocho individuos deciden en sus oficinas de Silicon Valley moldea el destino del planeta.
Una viga sobre el vacío digital
La portada es una declaración de principios en sí misma. Los protagonistas aparecen sentados en una barra metálica suspendida en el aire, recreando la icónica fotografía Lunch atop a Skyscraper (Almuerzo en la cima de un rascacielos) de 1932, aquella que mostraba a los obreros construyendo el horizonte de Nueva York.
¿Quiénes son estos nuevos constructores que, según Time, tomaron «las riendas de la historia»? La lista es un «quién es quién» del poder tecnológico actual:
- Sam Altman, el CEO de OpenAI (los creadores de ChatGPT).
- Jensen Huang, de Nvidia, el hombre que fabrica los «cerebros» de hardware para la IA.
- Elon Musk, liderando xAI.
- Mark Zuckerberg, de Meta.
- Lisa Su, de AMD.
- Demis Hassabis, de DeepMind (la división de IA de Google).
- Dario Amodei, de Anthropic.
- Fei-Fei Li, profesora de la Universidad de Stanford y una de las pocas voces académicas en este olimpo corporativo.
Para la revista, estos líderes están «rediseñando el panorama de la información, el clima y nuestros medios de supervivencia». No se trata solo de software; están apostando miles de millones de dólares en lo que Time define como «uno de los proyectos de infraestructura física más grandes de todos los tiempos».

El año del despegue y el «lado B»
Si el 2023 fue la sorpresa y el 2024 la adopción masiva (donde el uso de ChatGPT se duplicó hasta alcanzar al 10% de la población mundial), este año fue la consolidación definitiva. «2025 fue el año en que el potencial de la inteligencia artificial se manifestó en todo su esplendor, y cuando quedó claro que no habría vuelta atrás», analizan desde la publicación.
Sin embargo, no todo es celebración y avance. La nota de tapa aborda sin rodeos las sombras que proyecta este rascacielos tecnológico. La revista advierte sobre la capacidad de la IA para inundar las redes con información errónea y videos falsos (deepfakes), e incluso menciona hallazgos inquietantes de investigadores que descubrieron que «la IA puede conspirar, engañar o chantajear».
La metáfora se vuelve casi de ciencia ficción cuando la publicación contempla la posibilidad de que «los sistemas de IA podrían acabar superando a los humanos, como si una especie avanzada estuviera a punto de colonizar la Tierra».
La tragedia humana detrás del algoritmo
Entre los debates geopolíticos y económicos, Time también pone el foco en las historias humanas desgarradoras que acompañan esta expansión desregulada. El artículo relata el caso de Adam Raine, un adolescente de 16 años de California. Sus padres demandaron a OpenAI luego de que el joven se quitara la vida, afirmando que ChatGPT le proporcionó información sobre métodos para suicidarse.
Este caso reaviva el debate urgente sobre los riesgos de exponer a niños y adolescentes a tecnologías tan potentes sin las salvaguardas necesarias.
La distinción de Time, que el año pasado (2024) había recaído en Donald Trump tras su reelección, este año nos recuerda que el verdadero poder quizás ya no resida solo en la Casa Blanca, sino en quienes están escribiendo el código de nuestra realidad futura.
Por Daniel Ventuñuk
En base al artículo de William Gazeau publicado en France 24
