Justo antes de la cumbre climática COP30 en Brasil, el informe más importante de la ONU pone las cartas sobre la mesa. A pesar de los anuncios, las nuevas promesas de los países casi no han hecho mella en el calentamiento global. El planeta sigue muy lejos de cumplir el Acuerdo de París y se enfila, con las políticas actuales, hacia un calentamiento de 2,8 °C.
Casi una década después del histórico Acuerdo de París, donde el mundo se comprometió a mantener el calentamiento global «muy por debajo de los 2°C», un nuevo y demoledor informe de la ONU revela la cruda realidad: no estamos ni cerca de lograrlo.
El «Informe sobre la Brecha de Emisiones» del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), publicado este martes, funciona como el boletín de calificaciones del planeta antes de la cumja climática COP30. Y las notas son alarmantemente bajas.
El espejismo de los números
A primera vista, los números del informe podrían sugerir un leve progreso. Las proyecciones de calentamiento global para este siglo, basadas en que los países cumplan sus promesas (conocidas como NDC), se sitúan ahora entre 2,3 y 2,5 °C. Esto es una ligera mejora respecto a los 2,6 – 2,8 °C del año pasado. Incluso las proyecciones basadas en las políticas actuales (no en las promesas) bajaron de 3,1 °C a 2,8 °C.
Pero el propio PNUMA desarma este espejismo. El informe aclara que 0,1 °C de esa «mejora» se debe a simples «actualizaciones metodológicas» en los cálculos. Y, en un golpe devastador, el PNUMA señala que la reciente retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París cancelará otro 0,1 °C de los pocos logros alcanzados.
La conclusión es lapidaria: las nuevas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) que los países han presentado, en sí mismas, «apenas han movido la aguja».
La brecha real: lo que necesitamos vs. lo que hacemos
El informe deja claro que las naciones siguen «muy lejos» de las metas. Para tener una chance de alinearse con el objetivo de 2°C, el mundo necesitaría reducir sus emisiones anuales en un 35% para 2030 (comparado con 2019). Para el objetivo más ambicioso y seguro de 1,5°C, el recorte tendría que ser del 55%.
Con el panorama actual, el PNUMA concluye que el aumento promedio de la temperatura superará los 1,5 °C, al menos temporalmente, y será «difícil de revertir».
«Si bien los planes climáticos nacionales han logrado algunos avances, estos están lejos de ser lo suficientemente rápidos», afirmó Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA. «Necesitamos recortes de emisiones sin precedentes en una ventana cada vez más estrecha y con un contexto geopolítico cada vez más desafiante».
La esperanza: «Sabemos lo que hay que hacer»
A pesar del diagnóstico sombrío, el informe no es una sentencia de muerte. «Pero aún es posible. Las soluciones comprobadas ya existen», agregó Andersen.
El PNUMA es enfático en que la comunidad internacional puede acelerar la acción si así lo decide. Las tecnologías para lograr reducciones masivas, como la energía eólica y solar, ya están disponibles y son cada vez más baratas. La predicción de calentamiento ha bajado de los 3-3,5 °C que se temían cuando se firmó el Acuerdo de París, lo que demuestra que la acción climática, cuando se aplica, funciona.
«Desde el rápido crecimiento de la energía renovable barata hasta el abordaje de las emisiones de metano, sabemos lo que hay que hacer», insistió Andersen. El mensaje final del informe es un llamado directo a los líderes que se reunirán en Belém: «Ahora es el momento de que los países lo den todo e inviertan en su futuro con una acción climática ambiciosa».
