Es invisible, inodoro y 80 veces más potente que el CO2 para calentar el planeta. El metano es uno de nuestros mayores enemigos climáticos, pero también nuestra mejor oportunidad para frenar el calentamiento a corto plazo. Para combatirlo, la ONU creó un sistema satelital que detecta sus fugas y alerta a los responsables. ¿La respuesta? Un nuevo informe revela que el 88% de esas alarmas son, simplemente, ignoradas.
En la lucha contra el cambio climático, reducir las emisiones de metano es considerado por los expertos como la «fruta madura»: la acción más rápida, rentable y efectiva para obtener beneficios climáticos inmediatos. Este gas de efecto invernadero es responsable de aproximadamente un tercio del calentamiento global y tiene un poder para atrapar calor 80 veces mayor que el dióxido de carbono en un período de 20 años.
Consciente de esta oportunidad, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzó en 2022 una herramienta revolucionaria: el Sistema de Alerta y Respuesta al Metano (MARS). Se trata de un sistema de rastreo satelital que funciona como un «detector de humo» global, capaz de identificar grandes fugas de metano —que es invisible e inodoro— en la industria del petróleo y el gas, y notificar gratuitamente a las empresas y gobiernos responsables para que actúen.
La tecnología funciona. El problema, según revela el último informe del PNUMA, es la respuesta humana.
La alarma suena, pero casi nadie responde
El informe presenta un dato agridulce. La buena noticia es que el número de alertas que derivaron en una acción correctiva por parte de los responsables aumentó significativamente en el último año. La mala, y alarmante, noticia es que ese aumento fue de un pírrico 1% a un todavía paupérrimo 12%.
Esto significa que, a pesar de contar con información precisa y gratuita para tapar fugas masivas, el 88% de las alertas son ignoradas.
«Reducir las emisiones de metano puede frenar rápidamente el calentamiento global, ganando tiempo para los esfuerzos de descarbonización a largo plazo», apuntó Inger Andersen, directora del PNUMA. «Pero el importante progreso en la presentación de informes debe traducirse en reducciones de las emisiones».
Ampliando la búsqueda: carbón, basura y acero
A pesar de la frustrante falta de acción, el PNUMA está redoblando la apuesta. El sistema MARS se está expandiendo para cubrir otras fuentes importantes de metano que hasta ahora han sido poco monitoreadas, como las minas de carbón, los vertederos de basura y la industria siderúrgica.
El informe destaca que ya existen soluciones de bajo costo para mitigar las emisiones de metano provenientes del carbón utilizado en la fabricación de acero, pero que estas siguen siendo «ampliamente ignoradas» por la industria.
La publicación de este informe, justo antes de la cumbre climática COP30 en Brasil, es un claro llamado de atención. La tecnología para detectar y frenar uno de los mayores aceleradores del cambio climático ya existe y está funcionando. La pregunta que queda flotando es por qué, con la alarma sonando tan fuerte, la mayoría sigue sin atender la llamada.
