El ciclo del agua es el sistema circulatorio del planeta, el pulso que sostiene la vida. Pero ese pulso se ha vuelto errático y extremo. Un nuevo y contundente informe de la Organización Meteorológica Mundial revela que dos tercios de las cuencas hidrográficas del mundo están fuera de sus rangos normales, oscilando entre sequías brutales e inundaciones devastadoras.
Por sexto año consecutivo, el ciclo global del agua está peligrosamente desequilibrado. Un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el estado de los recursos hídricos mundiales advierte que solo un tercio de las cuencas hidrográficas del planeta presentaron condiciones «normales» en 2024. Los dos tercios restantes registraron valores extremos, ya sea por exceso o por falta de agua.
Este desequilibrio, que se manifiesta en sequías, inundaciones y el derretimiento acelerado de los glaciares, tiene efectos en cascada sobre las economías, los ecosistemas y la vida de miles de millones de personas.
El informe detalla el mapa de estos extremos en 2024: mientras la cuenca del Amazonas y vastas zonas de América del Sur y el sur de África sufrían sequías severas, otras regiones como África central y occidental y partes de Asia y Europa central registraban condiciones mucho más húmedas de lo habitual. A esto se suma una pérdida generalizada de masa glaciar en todo el mundo por tercer año consecutivo.
Sin datos, actuamos a ciegas
Frente a esta crisis creciente, la secretaria general de la OMM, la científica argentina Celeste Saulo, lanzó una advertencia contundente. «El agua es indispensable para nuestras sociedades, pero los recursos hídricos mundiales están sometidos a una presión creciente», afirmó. Y subrayó la necesidad urgente de mejorar la forma en que monitoreamos este recurso vital.
«Es más importante que nunca disponer de información fiable y con base científica, ya que no se puede gestionar lo que no se mide», sentenció Saulo. El informe de la OMM es un paso en esa dirección, pero la organización insiste en que es fundamental que los países inviertan y colaboren más en el intercambio de datos para subsanar las enormes lagunas de monitoreo que existen. «Sin datos, corremos el riesgo de actuar a ciegas», concluyó.
5.000 millones de personas en riesgo para 2050
La urgencia de esta llamada a la acción se entiende mejor al ver las cifras del impacto humano. Actualmente, se calcula que 3.600 millones de personas ya carecen de acceso adecuado al agua durante al menos un mes al año.
Según proyecciones de ONU-Agua, esa cifra aumentará hasta superar los 5.000 millones para el año 2050. El mundo, advierten los organismos internacionales, sigue muy lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6, relativo al agua limpia y el saneamiento para todos.
El informe de la OMM no es solo un diagnóstico del estado del planeta, sino un llamado desesperado a mejorar nuestra capacidad de «tomarle el pulso» para poder anticipar y mitigar los efectos de un ciclo del agua cada vez más caótico.
