Se lo considera uno de los tumores cerebrales más agresivos e «invencibles». Resiste a la quimio y a la radioterapia, con un pronóstico desolador. Pero un equipo de científicos del CONICET descubrió una de sus claves secretas y, en estudios preclínicos, logró «apagarla» para frenar su avance.
El glioblastoma es el nombre del tumor cerebral maligno más común en adultos y uno de los más temidos. Su naturaleza es tan invasiva y resistente a los tratamientos actuales que la esperanza de vida de los pacientes es, en promedio, de apenas nueve meses. En un campo donde no ha habido avances significativos en los últimos 20 años, una nueva luz de esperanza acaba de encenderse desde un laboratorio argentino.
Especialistas del CONICET identificaron una novedosa estrategia terapéutica que, en estudios de laboratorio y en animales, logró ponerle un freno al glioblastoma. La clave no fue un nuevo fármaco súper potente, sino algo mucho más astuto: encontraron la forma de quitarle el «escudo» al tumor para que la quimioterapia y la radioterapia, ahora sí, puedan destruirlo.

B) El tumor desaparece gracias a la administración de la estrategia terapéutica diseñada por los especialistas del CONICET.

Foxp3: la proteína que esconde la clave
«Descubrimos que el bloqueo de una proteína llamada Foxp3, que se expresa en las células del glioblastoma, potencia la efectividad de la quimioterapia y la radioterapia», afirma Marianela Candolfi, investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas (INBIOMED) y líder del trabajo publicado en la revista Life Sciences.
La proteína Foxp3 es una vieja conocida de los inmunólogos. Su función principal es suprimir la respuesta del sistema inmune. Lo que el equipo de Candolfi descubrió es que, dentro de las células del tumor cerebral, esta proteína actúa como una especie de «jefe de operaciones» del cáncer: les ordena a las células migrar para invadir el tejido sano y, al mismo tiempo, estimula el crecimiento de los vasos sanguíneos que alimentan al tumor. Es, en definitiva, uno de los grandes responsables de su agresividad.
La estrategia fue, entonces, directa: si bloqueamos a Foxp3, ¿podremos debilitar al tumor? Para hacerlo, utilizaron una molécula experimental llamada P60, un «inhibidor» específico para esta proteína. Los resultados fueron inmediatos. «Cuando en experimentos de laboratorio bloqueamos Foxp3 utilizando P60, la respuesta de las células de glioblastoma a la radioterapia y a una variedad de drogas quimioterapéuticas mejoró notablemente», destaca la investigadora.

Un resultado contundente: tumores erradicados en ratones
El siguiente paso fue probar la estrategia en un modelo vivo. Para llevar el inhibidor P60 de forma sostenida y directa al tumor cerebral en ratones, el equipo desarrolló un ingenioso sistema de «delivery»: un virus modificado (un vector adenoviral) que, al ser inyectado en la zona, funciona como una bio-fábrica que produce el péptido P60 dentro de las células tumorales.
El resultado de la terapia combinada fue contundente y esperanzador. «Una inyección intratumoral del vector inhibió el crecimiento del tumor y mejoró notablemente la respuesta a la quimioterapia, llevando a la erradicación del tumor y sobrevida a largo plazo en un tercio de los ratones», revela Candolfi. Además, un dato clave es que no observaron efectos neurotóxicos, lo que sugiere un buen perfil de seguridad.
Este avance, fruto de una enorme colaboración entre instituciones argentinas como el INBIOMED, la UBA, la CNEA, el FLENI y el Instituto Milstein, y socios internacionales, abre una puerta enorme. «Aún es necesario saber más», advierte con cautela la científica. Pero el camino está trazado. Han demostrado que Foxp3 es un blanco terapéutico fundamental y que esta estrategia podría, en el futuro, cambiar la historia de uno de los cánceres más difíciles de tratar.
Referencia:
Fallit, M. G., Agudelo, J. A. P., Candia, A. J. N., Gonzalez, N., Küper, M. P., Zampini, Y., … & Candolfi, M. (2025). Targeting FOXP3 in glioblastoma: Blockade of tumor intrinsic effects boosts response to chemo-radiotherapy. Life Sciences, 123822.
Por Daniel Ventuñuk
En base al artículo de Por Bruno Geller
