Un estudio revela que la transición climática del Eoceno al Oligoceno no desencadenó extinciones masivas en Sudamérica, aportando claves para entender la biodiversidad actual y futura.
El enfriamiento global que no detuvo la evolución
Hace 34 millones de años, la Tierra atravesó una transformación climática sin precedentes: el establecimiento del casquete polar antártico marcó el fin del Eoceno y el inicio del Oligoceno. Este evento, vinculado a olas de extinción masiva en Europa y otras regiones, no tuvo el mismo impacto en Sudamérica. Un equipo internacional liderado por François Pujos (CONICET) y Lucas Buffan (Universidad de Montpellier) descubrió que los mamíferos endémicos del continente no solo sobrevivieron, sino que se adaptaron de manera gradual a los cambios ambientales.
«Nos sorprendió bastante que esta transición climática no dejara huellas de extinción a gran escala», confiesa Buffan, primer autor del estudio publicado en PNAS. A diferencia de los registros europeos, donde especies enteras desaparecieron abruptamente, en Sudamérica los cambios faunísticos fueron progresivos. «Identificamos una reestructuración, pero muy lenta, sin cataclismos evidentes», añade.
Los Andes y el clima: aliados de la diversidad
La investigación, basada en un análisis cuantitativo de fósiles de todo el continente, reveló que dos factores fueron clave para la resiliencia de los mamíferos: la formación de la Cordillera de los Andes y la estabilidad térmica de las zonas tropicales. «Los modelos muestran que la temperatura y el levantamiento de los Andes jugaron un papel central en la diversificación», explica Pujos. La cordillera, al actuar como barrera geográfica, generó microhábitats que permitieron la coexistencia de especies distintas, mientras que el clima más cálido de los trópicos amortiguó los efectos del enfriamiento global.
Este hallazgo respalda teorías centenarias sobre la conexión entre tectónica y biodiversidad. «Nuestro trabajo aporta evidencias cuantitativas que validan hipótesis planteadas hace siglos», subraya Pujos.
Trópicos vs. zonas frías: un contraste evolutivo
Otro hallazgo crucial fue la disparidad entre regiones. Mientras en las zonas extratropicales (como la Patagonia) se observaron fluctuaciones en los ritmos de aparición y extinción de especies, en los trópicos estas dinámicas permanecieron estables. «En las áreas tropicales, los mamíferos se diversificaron más y se extinguieron menos», detalla Buffan. Esto refuerza la idea de que los trópicos actúan como refugios evolutivos, un concepto teorizado desde hace décadas pero difícil de probar debido a la escasez de fósiles en latitudes bajas.
La recolección en la Amazonia es un desafío monumental. «Los suelos tropicales no preservan bien los restos orgánicos, y el acceso a afloramientos es extremadamente difícil», reconoce el equipo. Pese a utilizar datos históricos de la Amazonia peruana, admiten que «persisten vacíos que ningún modelo estadístico podrá colmar».
Implicancias para el presente y el futuro
Este estudio no solo ilumina el pasado, sino que ofrece herramientas para enfrentar desafíos actuales. «Comprender cómo los ecosistemas respondieron a cambios climáticos pasados es vital para predecir su comportamiento ante la crisis actual», concluyen los investigadores. En un mundo donde el cambio climático acelera, la historia evolutiva de Sudamérica podría ser un faro para conservar su riqueza biológica única.
Referencia:
Buffan et al., The fate of South America’s endemic mammalian fauna in response to the most dramatic Cenozoic climate disruption, PNAS (2025). DOI: 10.1073/pnas.2419520122.
Por Daniel Ventuñuk
