La ONU alerta: 100 empresas controlan el 40% de la inversión en IA, mientras 118 países quedan fuera del debate. ¿Cómo evitar que la tecnología profundice desigualdades?

Un mercado gigante con reglas obsoletas

La inteligencia artificial (IA) está camino a ser una industria de 4,8 billones de dólares en 2033, equivalente al PIB de Alemania. Pero según un informe de la UNCTAD (Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo), su crecimiento podría ser una bomba de tiempo.

«La historia ha demostrado que el progreso tecnológico impulsa el crecimiento económico, pero no garantiza una distribución equitativa de los ingresos», advierte Rebeca Grynspan, secretaria general de la UNCTAD.

El 40% de los empleos en riesgo ¿amenaza u oportunidad?

El informe estima que 4 de cada 10 trabajos mundiales se verán afectados por la IA. Si bien hay miedo a la automatización (especialmente en países con mano de obra barata), los expertos destacan que la IA también puede crear nuevas industrias y empoderar a trabajadores.

«Si los gobiernos invierten en educación y adaptación laboral, la IA podría mejorar las oportunidades en lugar de destruirlas», señala el estudio.

El mapa de la desigualdad tecnológica

• Poder concentrado:
• 100 empresas (mayormente en EE. UU. y China) dominan el 40% de la inversión en IA.
• 118 países (la mayoría del Sur Global) no participan en debates sobre su gobernanza.
• Brecha digital:
• Países pobres carecen de infraestructura para procesar datos y acceso a herramientas de IA.
• «Necesitamos un marco global que ponga a las personas en el centro», insiste Grynspan.

¿Cómo evitar que la IA profundice las brechas?

La UNCTAD propone tres pilares clave para democratizar la IA:

1. Infraestructura:

• Internet rápido y confiable en países en desarrollo.
• Centros de datos para procesar información masiva.

1. Acceso a datos:

• Conjuntos de datos diversos y de calidad para entrenar IA sin sesgos.

1. Capacitación:

• Educación en habilidades digitales y resolución de problemas para competir en un mundo automatizado.

«Sin estos cambios, la IA solo beneficiará a una élite», alerta Grynspan.

Una carrera contra el tiempo

El informe llama a crear un servicio mundial compartido que garantice acceso equitativo a la IA, similar a normas ambientales (como el «Acuerdo de París»). También pide:

• Regulaciones ESG para IA: Transparencia y responsabilidad en su uso.
• Colaboración entre países: Para que nadie quede atrás en la revolución tecnológica.