El avance argentino que podría cambiar la lucha contra el Chagas

Un equipo del CONICET desarrolla una vacuna nasal preventiva contra la enfermedad de Chagas, mostrando resultados prometedores en etapas preclínicas. ¿Podría ser esta la clave para frenar una dolencia que afecta a millones en Argentina y el mundo?

El desafío silencioso del Chagas

La enfermedad de Chagas es un mal invisible que acecha desde hace siglos en América Latina. Provocada por el parásito Trypanosoma cruzi, transmitido principalmente por la vinchuca (o Triatoma infestans), esta patología puede permanecer latente durante décadas antes de manifestarse con consecuencias devastadoras. Aunque muchos piensan que solo afecta a zonas rurales o remotas, lo cierto es que su impacto se extiende mucho más allá.

«Si trazás una línea imaginaria aproximadamente a la altura de la ciudad de Santa Fe, a lo ancho de la Argentina, desde allí hacia el norte es endémica», explica Ana Rosa Pérez, directora del Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (IDICER, CONICET-UNR) y una de las autoras principales del estudio publicado recientemente en la revista científica Vaccines. Sin embargo, advierte: «Que sea endémica en esa zona del país no quiere decir que no haya individuos con enfermedad de Chagas en otros lugares».

La migración interna ha llevado la enfermedad a grandes ciudades como Rosario, donde muchas personas infectadas viven sin saberlo. Además, la transmisión congénita -de madre a hijo- ha permitido que el Chagas cruce fronteras, extendiéndose incluso a países fuera de América Latina. Según estimaciones, hay alrededor de cuatrocientas mil personas infectadas en el resto del mundo, mientras que en Argentina el número oscila entre 1,5 y 2 millones.

Lo que hace tan peligroso al Chagas es su capacidad para pasar desapercibido. Durante la fase aguda, que dura los primeros dos o tres meses tras la infección, los síntomas suelen ser leves o inexistentes. Luego, entra en una fase crónica que puede dividirse en dos: la «crónica indeterminada», donde no hay signos evidentes de enfermedad, y la «crónica sintomática», donde aparecen complicaciones graves como la miocarditis chagásica crónica (MCC). Esta última afecta principalmente al corazón, provocando agrandamiento, insuficiencia funcional e incluso muerte súbita.

«Es una enfermedad que ataca principalmente a personas económicamente activas, entre los 30 y 40 años», señala Pérez. Esto no solo tiene un impacto personal devastador, sino también social y económico, ya que quienes padecen MCC ven severamente comprometida su calidad de vida.

Vista microscópica de Trypanosoma Cruzi en extendido de sangre
Foto: gentileza investigadoras.

¿Por qué una vacuna nasal?

En este contexto, el trabajo liderado por Ana Rosa Pérez y su equipo, junto con investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) bajo la dirección de Iván Marcipar, representa una luz de esperanza. Están desarrollando una vacuna experimental preventiva que, a diferencia de otras alternativas, se administra por vía nasal.

«Nuestra vacuna experimental es preventiva y quizás, lo más innovador es que la administramos por vía nasal, lo cual posiblemente la haga más aceptable por la población, en el sentido de que sería más fácil de inocular», explica Pérez. La ventaja de esta vía de administración no radica solo en la comodidad, sino también en su capacidad para generar una respuesta inmunológica local en las mucosas, una primera barrera crítica contra patógenos como el Trypanosoma cruzi.

El prototipo vacunal está basado en una proteína llamada «transialidasa», que juega un papel clave en la interacción del parásito con las células humanas. En estudios preclínicos realizados en modelos animales, la vacuna demostró ser efectiva para reducir la carga parasitaria, disminuir la inflamación y mitigar alteraciones electrocardiográficas asociadas con la miocarditis chagásica crónica.

«Lo más importante de este paper es que la vacuna nasal podría disminuir la gravedad de las manifestaciones agudas y crónicas en un individuo infectado», concluye Pérez. Aunque no logra lo que se conoce como «inmunidad esterilizante» (es decir, eliminar completamente el parásito del organismo), los resultados son alentadores. Los individuos vacunados podrían tener una enfermedad menos grave si llegaran a infectarse, lo que marcaría un cambio significativo en la forma de enfrentar esta dolencia.

El largo camino hacia la solución

A pesar de estos avances, aún queda un largo trecho por recorrer. Actualmente, la vacuna se encuentra en la etapa preclínica, lo que significa que los estudios se realizan en modelos animales o en laboratorios. Para avanzar hacia ensayos clínicos en humanos, se necesitan recursos económicos significativos.

Además, el equipo liderado por Marcipar trabaja en paralelo en una vacuna terapéutica, destinada a personas que ya están infectadas pero se encuentran en la fase crónica indeterminada. Este tipo de vacuna busca evitar la progresión hacia la miocarditis y otras complicaciones graves. Ambos desarrollos representan un esfuerzo conjunto para abordar el Chagas desde diferentes ángulos.

¿Qué podemos hacer mientras tanto?

Mientras la ciencia avanza hacia soluciones definitivas, es fundamental no perder de vista las herramientas disponibles. Hoy existen dos medicamentos para combatir el Trypanosoma cruzi: benznidazol y nifurtimox. Aunque son muy efectivos en la fase aguda, su eficacia disminuye drásticamente en etapas más avanzadas. Por eso, la detección temprana es crucial.

Un ejemplo claro es el tratamiento de bebés con infección congénita. Cuando se detecta la enfermedad en recién nacidos, el tratamiento puede curarlos con una efectividad del 100%. Sin embargo, este período ventana es breve y requiere diagnósticos rápidos y precisos.

Un futuro posible

El desarrollo de una vacuna nasal contra el Chagas no solo podría transformar la vida de millones de personas en América Latina, sino también en todo el mundo. Su formato innovador y su potencial para reducir la gravedad de la enfermedad la convierten en una herramienta prometedora.

Pero más allá de los avances científicos, este proyecto también nos recuerda la importancia de invertir en investigación básica y aplicada. Como dice Pérez, «se necesitan fondos para continuar con las siguientes fases de la investigación y luego recorrer un largo camino hasta que, ciertamente, si se comprueba su efectividad en personas, pueda comercializarse».

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Referencia bibliográfica
Pacini, M. F., Bulfoni Balbi, C., Dinatale, B., Farré, C., Cacik, P., Gonzalez, F. B., … & Pérez, A. R. (2024). Intranasal Trans-Sialidase Vaccine Mitigates Acute and Chronic Pathology in a Preclinical Oral Chagas Disease Model. Vaccines, 12(10), 1171. https://doi.org/10.3390/vaccines12101171

Autor: Daniel Ventuñuk
En base al artículo de Andrea Guereta | Área de Comunicación del CONICET Rosario

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