Cada año, unas 100 millones de hectáreas de tierras sanas y productivas (equivalente al tamaño de Egipto) se degradan debido a la sequía y la desertificación, procesos impulsados principalmente por el cambio climático y la mala gestión de la tierra.
El 2 de diciembre, representantes de países de todo el mundo se reunirán en Riad bajo los auspicios de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, para debatir cómo pasar de la degradación a la regeneración.
Noticias ONU preparó este explicativo con cinco claves para entender la desertificación y su impacto, destacando la necesidad urgente de proteger las tierras productivas que sostienen la vida en la Tierra.

Una mujer lleva un bebé y un recipiente de agua mientras camina por tierras áridas en Níger.
1. No hay vida sin tierra
Aunque parezca obvio, sin una tierra sana no hay vida. La tierra alimenta, viste y da cobijo a la humanidad. También proporciona empleo, sustenta los medios de vida y es la base de las economías locales, nacionales y globales. Además, regula el clima y es esencial para la biodiversidad.
A pesar de su importancia, el 40% de la tierra del mundo está degradada, lo que afecta a 3.200 millones de personas, más de un tercio de la población mundial.
Desde las montañas deforestadas de Haití hasta la desaparición progresiva del lago Chad en el Sahel, pasando por la desecación de tierras productivas en Georgia (Europa oriental), la degradación afecta a todo el planeta.
No es exagerado decir que nuestro futuro está en juego si no cuidamos la salud de nuestra tierra.
2. Tierras degradadas
La desertificación, que es la degradación de la tierra en áreas típicamente secas, ocurre por factores como las variaciones climáticas y actividades humanas como la sobreexplotación agrícola y la deforestación.
Cada año, se pierden 100 millones de hectáreas de tierras productivas. Los suelos, que tardan siglos en formarse, están agotándose rápidamente, muchas veces debido a fenómenos meteorológicos extremos.
Las sequías son cada vez más frecuentes e intensas. Se estima que en 2050, tres de cada cuatro personas en el mundo sufrirán escasez de agua.
El cambio climático también incrementa las temperaturas, lo que provoca sequías, inundaciones y otros eventos extremos, dificultando aún más la conservación de tierras productivas.
3. Pérdida de tierras y cambio climático
La degradación de la tierra está estrechamente vinculada con desafíos medioambientales más amplios, como el cambio climático.
Los ecosistemas terrestres absorben un tercio de las emisiones humanas de dióxido de carbono (CO2), pero la mala gestión de la tierra pone en riesgo esta función crucial.
Además, la deforestación, que contribuye significativamente a la desertización, sigue aumentando. Sólo el 60% de los bosques del mundo permanece intacto, un porcentaje por debajo del «objetivo seguro del 75%» establecido por la ONU.
4. ¿Qué se puede hacer?
La buena noticia es que existen conocimientos y herramientas para revertir la degradación de la tierra, transformándola en restauración.
Es posible desarrollar economías sólidas y comunidades resilientes mientras se enfrentan las sequías e inundaciones extremas.
Lo fundamental es que las personas que dependen directamente de la tierra sean las principales voces en la toma de decisiones.
Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, es necesario restaurar 1500 millones de hectáreas de tierras degradadas para 2030.
Este proceso ya está en marcha en diversos lugares:
- Agricultores en Burkina Faso adoptan técnicas sostenibles.
- Ecologistas en Uzbekistán plantan árboles para combatir las emisiones de sal y polvo.
- Activistas en Filipinas regeneran barreras naturales para proteger Manila de fenómenos meteorológicos extremos.
5. Lo que se busca lograr en Riad
En la próxima conferencia de la ONU en Riad, responsables políticos, expertos, el sector privado, la sociedad civil y jóvenes trabajarán juntos para alcanzar objetivos clave, como:
- Acelerar la restauración de tierras degradadas.
- Aumentar la resiliencia frente a sequías y tormentas de arena.
- Mejorar la salud del suelo y fomentar una producción de alimentos sostenible.
- Garantizar derechos sobre la tierra y promover la equidad en su gestión.
- Aprovechar las oportunidades económicas, incluidos empleos basados en la tierra para las nuevas generaciones.

Una comunidad de México se une para trabajar en la mejora de sus tierras.
La ONU y la desertificación
En 1994, 196 países y la Unión Europea firmaron la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, convirtiéndola en la voz global de la tierra.
La COP16, la 16.ª reunión de la Conferencia de las Partes, se llevará a cabo del 2 al 13 de diciembre en Riad (Arabia Saudita).
Esta convención es una de las tres «Convenciones de Río», junto con la Convención Marco sobre el Cambio Climático y el Convenio sobre la Diversidad Biológica, que surgieron en la histórica Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro.
