Estudian la harina de insectos como alimento alternativo para la ganadería

La iniciativa podría reemplazar la harina de soja. Forma parte de un proyecto de especialistas del CONICET que busca opciones de alimentación para el engorde a bajo costo.

Un equipo de especialistas del Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias de Bariloche (IFAB, CONICET- INTA) está inmerso en un Proyecto Especial de Innovación (PEIS) orientado al desarrollo bioeconómico de un alimento alternativo para rumiantes, especialmente corderos, durante su fase de engorde. La propuesta implica reemplazar la harina de soja por una ración alimenticia basada en insectos Hermetia illucens, conocidos como «Mosca Soldado Negro», cuyas larvas poseen un elevado contenido proteico y tienen la capacidad de convertir residuos orgánicos en proteínas de alta calidad.

Este proyecto, en colaboración con la Cooperativa Agrícola Ganadera Calibuí, la Cooperativa de Trabajo «Arreando Sueños» y las Agencias de Extensión Rural del INTA de la Estación Experimental Agropecuaria Bariloche, busca ampliar el acceso de ganaderos de Río Negro y Neuquén a nuevas tecnologías mediante la innovación en la alimentación animal. Asimismo, tiene como meta mejorar la cadena cárnica y generar un nuevo producto para la comercialización.

Valeria Fernández Ahrex, bióloga e investigadora del CONICET y líder del grupo ESTEPA, explica: «Estamos buscando un insecto que pueda ser utilizado en gran escala y nos hemos asociado con PROCENS Tecnología Natural (SAS), una empresa nacional dedicada a la producción de harina de insectos». Fernández Ahrex y su equipo se centran en la ecosociología en territorios de la Patagonia Argentina, respondiendo a las necesidades y desafíos de los productores ganaderos en relación con los impactos económicos causados por la fauna local.

Sebastián Villagra, doctor en Ciencias Agrícolas del IFAB, colabora en este proyecto junto al grupo de Sistema de Alimentación, Producción y Bienestar Animal (SAPBA), enfocado en la nutrición animal. Villagra señala que los ensayos persiguen diversos objetivos, siendo el principal introducir alimentos de alta calidad en los rumiantes para optimizar la producción a costos reducidos, permitiendo a los productores mejorar su sistema de producción de manera eficiente y sostenible. Destaca que los alimentos tradicionales, como la soja y el maíz, son costosos y tienen una huella ecológica elevada, lo que motiva la búsqueda de alternativas alimentarias.

Por otro lado, María Mercedes Odeón, bióloga e investigadora del CONICET, destaca la importancia de la suplementación estratégica y explica que en la etapa inicial del proyecto se evaluará el consumo diario, el aumento de peso, la condición corporal, el rendimiento productivo, el bienestar animal y la calidad de la carne, en comparación con la harina de soja estándar. Odeón subraya que todos los ensayos cuentan con la aprobación del Comité Institucional para el Cuidado y Uso de Animales de Experimentación de la Regional Patagonia Norte (CICUAE). Además, destaca la colaboración de especialistas como Laura Villar y Karina Cancino del IFAB, así como el laboratorio de forrajes, alimentos y nutrición animal del INTA, dirigido por Verónica Caballero.

En cuanto a la sostenibilidad, Villagra destaca que los alimentos producidos con insectos contribuyen a la economía circular, ya que los residuos pueden reutilizarse para su producción, fomentando la generación de harina como un componente clave. También resalta que el proyecto representa una solución sostenible y ecológica para una problemática social. «Estamos llevando a cabo esta primera experiencia con pruebas en diferentes tipos de animales y alimentos. SENASA está trabajando en su regulación, ya que el uso de insectos para el consumo animal aún no está regulado en Argentina», advierte Villagra.

María Mercedes Odeón, Laura Villar, Valeria Fernández Ahrex, Brenda García Falabella y Sebastián Villagra.
Fotos: gentileza investigadores.

Es relevante mencionar que en 2023 este proyecto fue premiado por el INTA como una idea innovadora para el sector agropecuario, debido a su contribución al avance de tecnologías relacionadas con la agricultura y la alimentación que generan oportunidades de negocio a nivel regional, nacional e internacional.

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