Abrimos las puertas del infierno, pero aún podemos cambiar el futuro

En la Cumbre de la Ambición Climática, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, advierte sobre las consecuencias devastadoras de la inacción frente al cambio climático. A pesar de las sombrías predicciones, Guterres llama a la solidaridad y a la justicia climática, instando a líderes mundiales a acelerar sus esfuerzos para reducir las emisiones y adoptar energías limpias.

Amigos y amigas, estamos en una encrucijada crítica en la historia de la humanidad. El mundo se enfrenta a una crisis climática que amenaza con cambiar la faz de la Tierra tal como la conocemos. Durante la Cumbre de la Ambición Climática, el Secretario General de la ONU, António Guterres, ha transmitido un mensaje urgente y apremiante.

Guterres advierte que hemos abierto las puertas del infierno. Los fenómenos meteorológicos extremos se han vuelto la norma, y la humanidad observa impotente cómo nuestras acciones pasadas nos pasan factura. Agricultores ven sus cosechas arrasadas por inundaciones devastadoras, enfermedades virulentas emergen debido al aumento de temperaturas, y vemos un éxodo masivo de personas que huyen de incendios forestales sin precedentes.

La inacción ya no es una opción. Si no actuamos de inmediato, nos encaminamos hacia un aumento de la temperatura global de 2,8 grados Celsius, lo que desencadenaría un caos climático impredecible. Pero, y aquí está la chispa de esperanza, el futuro aún no está sellado. El Acuerdo de París nos recuerda que podemos limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius si actuamos con determinación.

Nuestro camino hacia un mundo más sostenible ya está marcado por valientes luchadores y pioneros que se niegan a rendirse. Activistas, pueblos indígenas, ejecutivos de empresas, alcaldes y gobiernos están trabajando juntos para impulsar un cambio real. Sin embargo, como nos recuerda Guterres, hemos perdido demasiado tiempo.

El Secretario General hace un llamado a los líderes mundiales para tomar medidas audaces. Pide a los principales emisores un Pacto de Solidaridad Climática y a los países ricos que respalden a las economías emergentes en su lucha contra el cambio climático.

La Agenda de Aceleración de la acción climática exige que los países desarrollados alcancen emisiones netas cero para 2040, y las economías emergentes para 2050. También se deben poner fin a las subvenciones a los combustibles fósiles, que sorprenden con una asombrosa cifra de 7 billones de dólares en 2022, según el FMI.

Guterres aboga por una justicia climática genuina y un reconocimiento de la ira justificada de las naciones más pobres que sufren desproporcionadamente las consecuencias de una crisis que no crearon. Además, insiste en la creación de sistemas de Alerta Temprana para Todos antes de 2027.

Líderes estatales, empresariales y de la sociedad civil se reunieron en Nueva York con motivo de la Cumbre de la Ambición Climática organizada por el Secretario General de la ONU.
© Noticias ONU/Anton Uspensky

La Agenda de Aceleración también pide a las empresas e instituciones financieras que adopten trayectorias netas cero y que se enfoquen en la transparencia y la credibilidad en la reducción de emisiones. Además, destaca la importancia de enfrentar el «greenwashing», la táctica de algunas empresas que intentan bloquear la transición hacia emisiones netas cero.

La lucha contra el cambio climático no es solo responsabilidad de los líderes mundiales y las empresas. Los jóvenes también tienen un papel crucial en este desafío. Xiye Bastida, una activista mexicana de 21 años, nos recuerda que las Naciones Unidas son esenciales para abordar el cambio climático, pero deben hacerlo con reglas estrictas que eviten la influencia corporativa y de las empresas de combustibles fósiles.

El mensaje es claro: estamos en un momento decisivo de la historia. El futuro aún no está escrito, pero depende de nuestras acciones. Si actuamos con valentía y solidaridad, aún podemos cambiar el rumbo y construir un mundo sostenible para todos. El reloj está en marcha, y la humanidad enfrenta su prueba más grande. ¿Estaremos a la altura del desafío?

 

Por Daniel Ventuñuk

 

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